España continúa enfrentando un serio problema de estabilidad laboral en comparación con el resto de Europa, más de un año y medio después de la entrada en vigor de la reforma laboral. Según los datos de Eurostat, 481,000 personas que tenían empleo en el primer trimestre del año se convirtieron en desempleadas en el segundo trimestre, lo que equivale al 2.3% de los empleados y nos coloca como el país con más despidos en toda la Unión Europea. Esto sin contar los 405,000 trabajadores que pasaron directamente a la inactividad.
España lidera tanto en términos porcentuales como en números absolutos entre los 27 países de la UE. Esto es relevante porque significa que la cifra registrada en el segundo trimestre supera con creces la de economías más grandes en términos de población, como Alemania (que envió al desempleo a 295,000 trabajadores), Francia (448,000) o Italia (168,000).
Es importante destacar que España es el único país europeo en el que la transición de la ocupación al desempleo supera a la de las personas que salen de la población activa. Esto indica que son personas que, después de perder un empleo, inmediatamente comienzan a buscar otro.
Este fenómeno apunta claramente a despidos no voluntarios, lo cual no es una tendencia nueva y generalmente se explica por la alta tasa de temporalidad en el mercado laboral español (aunque en Países Bajos, donde la temporalidad es aún mayor, el porcentaje de trabajadores que pasan al desempleo es del 1.1%).
A pesar de que los datos muestran que la reforma laboral ha tenido un impacto positivo en la mejora de la situación, hasta ahora no ha sido suficiente para sacar a España de la retaguardia en términos de estabilidad laboral en la UE.
Eurostat no proporciona las causas de las transiciones de ocupación a desempleo, pero los datos de la Seguridad Social española sugieren que la reforma ha provocado una transferencia de bajas laborales que se debían al final de contratos temporales hacia bajas motivadas por el cambio a la inactividad de trabajadores con contratos indefinidos discontinuos, no superación de un período de prueba y despidos.
A pesar de ello, la reducción de la temporalidad generada por la reforma parece haber mejorado la estabilidad laboral y reducido la probabilidad de terminar en el desempleo. El número de empleados que terminan en esta situación ha disminuido un 1.64% en comparación con el año anterior y alcanza un mínimo histórico. Sin embargo, el impacto de la reforma laboral es objeto de debate entre los expertos, y algunos argumentan que los cambios no son lo suficientemente significativos para atribuirlos completamente a la reforma.
En resumen, aunque hay indicios de mejoría en la estabilidad laboral en España, la persistencia de transiciones de ocupación a desempleo sigue siendo una preocupación significativa en comparación con otros países europeos.
(El Economista, 22-09-2023)