La corrección se está abriendo paso en los mercados financieros. El mensaje contundente emitido ayer por la Reserva Federal está teniendo un impacto significativo en los mercados. A pesar de que los inversionistas ya anticipaban que el banco central de Estados Unidos aumentaría las tasas de interés antes de que termine el año, en los últimos meses había ganado fuerza la idea de que las tasas estaban cerca de su punto máximo. La fortaleza de la economía y el aumento en los precios de la energía representan un desafío para que la inflación regrese al objetivo del 2%, y esto ya se está haciendo notar. En este escenario, los funcionarios de la Fed han tenido que ajustar sus proyecciones. En lugar de una reducción de 100 puntos básicos prevista para junio, ahora la institución espera que las tasas bajen solo 50 puntos básicos en 2024. La expectativa de tasas elevadas durante más tiempo está alimentando el aumento de los rendimientos de los bonos.
Después de que los bonos del gobierno de Estados Unidos a dos años alcanzaran máximos de 2016 ayer, hoy vemos aumentos similares en Europa. El bono español a 10 años se acerca al 3,8%, un nivel que ya superó la semana pasada cuando alcanzó máximos que no se veían desde febrero de 2014. Estos aumentos se están produciendo de manera generalizada, no solo en los bonos de los países periféricos. Por ejemplo, el bono alemán con vencimiento en 2033 está subiendo al 2,74%, niveles no vistos desde 2011. El rendimiento de los bonos del gobierno de Estados Unidos a diez años ha superado el 4,4%, alcanzando niveles que no se veían desde 2007.
Al igual que ocurrió ayer en el mercado estadounidense, los aumentos son más pronunciados en los bonos de corto plazo, que son más sensibles a los cambios en la política monetaria. El bono alemán a dos años está subiendo al 3,3%, acercándose a los niveles que vimos en marzo, cuando alcanzó máximos de 2007. Este comportamiento está exacerbando la inversión de la curva de rendimiento, lo que significa que los bonos a corto plazo están rindiendo más que los bonos a largo plazo. Tradicionalmente, esto se ha interpretado como una señal de recesión. Aunque, como señaló el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, la Fed todavía considera que es probable un aterrizaje suave (una disminución de la inflación sin provocar una recesión) en la zona euro, este escenario se está complicando, como lo reflejan las proyecciones publicadas la semana pasada por el Banco Central Europeo y la revisión a la baja de las previsiones realizada por la Comisión Europea unos días antes.
El aumento de los rendimientos de los bonos tuvo un impacto en la subasta de deuda a medio y largo plazo realizada hoy por el Tesoro español, que tuvo que aumentar las tasas de interés en todas las referencias vendidas. En los bonos a tres años, de los cuales se colocaron 2.587 millones de euros, la tasa marginal aumentó al 3,533%, en comparación con el 3,31% de la subasta anterior. En las obligaciones a siete años, con una vida residual de cuatro años y cuatro meses, el interés pagado por el Tesoro español aumentó del 2,937% al 3,43%.
"Lo que es importante para los inversionistas es que si la economía de Estados Unidos sigue resistiendo mejor, quizás porque la tasa de interés neutral a corto plazo ha aumentado, la Fed mantendrá las tasas de interés más altas durante más tiempo para cumplir con su mandato", resume Raphael Olszyna-Marzys, economista internacional en J. Safra Sarasin Sustainable AM. El experto agrega que esta vez el mercado está tomando en serio las palabras de Powell y, por lo tanto, es probable que las tasas de interés se mantengan elevadas hasta que ocurra algo negativo, como datos económicos muy débiles o un problema financiero, que lleve a la Fed a reducirlas.
El mensaje de Powell deja en claro su apuesta por un aterrizaje suave de la economía del país. La Fed incluso ha elevado sus previsiones de crecimiento para este año, pronosticando un aumento del PIB del 2.1%, más del doble de lo esperado hace tres meses. Para 2024, se espera un crecimiento del 1.5%, cuatro décimas más que antes. Además, la tasa de desempleo se situaría en el 4.1% el próximo año, ligeramente por encima del 3.8% esperado para este año.
(Cinco Días, 22-09-2023)