El rendimiento del bono español a diez años ha superado el 4% de rentabilidad por primera vez desde finales de 2013. Este aumento se debe al mensaje transmitido este mes por el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal (Fed) de que los tipos de interés se mantendrán elevados durante un período más prolongado, lo que ha impulsado fuertemente los rendimientos de los bonos. Esto ocurre en un mercado que está ajustando sus expectativas después de haber anticipado el final de las subidas de tasas de interés y varios recortes en el precio del dinero el próximo año. Además, aunque en menor medida, la prima de riesgo española también ha aumentado en estos días y se encuentra en niveles máximos en seis meses, alrededor de 110 puntos básicos.
Septiembre está en camino de convertirse en el peor mes del año para la deuda soberana, después de que los bancos centrales hayan disipado las expectativas de un cambio en su política monetaria y la posibilidad de recortes de tasas el próximo año. Aunque el aumento en el costo del dinero parece estar cerca de su punto máximo, si no lo ha alcanzado ya, el panorama para los próximos meses sigue siendo muy incierto. Solo los próximos datos de inflación podrán confirmar si la Fed y el BCE han logrado controlar definitivamente el aumento de los precios, y en cualquier caso, los recortes de tasas no serían inmediatos. La perspectiva es un prolongado período de tasas de interés elevadas, sin que la amenaza de una recesión, al menos en la zona euro, sugiera la posibilidad de futuros recortes de tasas.
En este contexto, los rendimientos de todos los activos de deuda han aumentado considerablemente en los últimos días, al tiempo que los precios han caído. El mercado exige mayores rendimientos para los bonos, lo que disminuye su valor, en una dinámica que está generando pérdidas en septiembre para un activo que comenzó el año con grandes expectativas de rentabilidad para los inversores. Después de la inusual debacle de 2022 en el mercado de renta fija, este año se esperaba que fuera mejor. Sin embargo, la persistencia de la inflación, aunque haya disminuido, y la firmeza continua de la política monetaria han acelerado el aumento de los intereses de los bonos. Este aumento es más pronunciado en los bonos a largo plazo, que habían comenzado a anticipar un mensaje más moderado por parte de los bancos centrales. Cristina Gavín, jefa de renta fija de Ibercaja Gestión, explica que "desde marzo de este año, cuando tuvimos el episodio de volatilidad derivado de la crisis de Credit Suisse, no habíamos visto un aumento tan significativo en las curvas de tipos".
La rentabilidad del bono español a diez años ha subido en septiembre desde el 3,48% hasta el 4,01% actual. Esto marca la primera vez que supera el 4% desde 2013, año en el que la deuda soberana española aún se estaba recuperando de la severa crisis que había estallado el año anterior, coincidiendo con el rescate a la banca. En 2014, el bono a diez años solo estuvo por encima del 4% el 1 de enero. Este aumento en la rentabilidad afecta a bonos de diferentes plazos, por ejemplo, el bono soberano español a dos años se negocia en el mercado con un rendimiento del 3,665%, frente al 3,372% de finales de agosto.
Si bien el aumento de los rendimientos de los bonos genera pérdidas para los inversores debido a la depreciación del activo, también ofrece la garantía de un ingreso anual a través del cobro de cupones que ahora es considerablemente más alto que antes del inicio de las subidas de tasas de interés. La rentabilidad del bono al 4% también se convierte en una competencia seria para la inversión en acciones, especialmente para aquellos inversores más conservadores que buscan rentabilidad a través de dividendos.
(Cinco Días, 29-09-2023)