La Unión Europea (UE) ha estado a la vanguardia de los esfuerzos globales para combatir el cambio climático durante mucho tiempo. En particular, ha sido pionera en la implementación de la tarificación del carbono a través del Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (RCDE), que ha estado operativo durante casi dos décadas. A partir de este domingo, la UE comenzará a aplicar una medida innovadora que extenderá los mismos principios de tarificación a todos los productos intensivos en carbono que se vendan en el mercado de la UE, independientemente de su lugar de origen en el mundo.
Este nuevo mecanismo se conoce como el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM) y tiene dos objetivos principales: alentar a la industria global a adoptar tecnologías más respetuosas con el medio ambiente y prevenir lo que se conoce como la "fuga de carbono", es decir, la reubicación de la producción fuera de las fronteras de la UE hacia países con normativas ambientales menos estrictas.
Es importante destacar que el CBAM es totalmente compatible con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y no tiene como objetivo proteger el comercio, sino más bien respaldar las ambiciones climáticas de la UE.
La implementación del CBAM en la UE se llevará a cabo de manera gradual y predecible. Durante una fase transitoria que se extenderá hasta finales de 2025, los importadores de bienes sujetos al CBAM, como acero y hierro, aluminio, cemento, hidrógeno, fertilizantes y electricidad, provenientes de países fuera de la UE, solo deberán proporcionar información sobre la intensidad de carbono de sus productos.
A partir de 2026, las empresas comenzarán a comprar y entregar certificados CBAM basados en la huella de carbono de sus importaciones. Los pagos bajo el CBAM se introducirán gradualmente durante un período de una década, hasta 2035. Para los sectores afectados, esto ocurrirá en paralelo con la eliminación progresiva de los derechos de emisión gratuitos actualmente disponibles en el marco del RCDE, garantizando la igualdad de trato entre los productores extracomunitarios y los de la UE.
La Comisión Europea ha proporcionado amplia orientación a la industria sobre cómo funcionará el CBAM durante la fase de transición. Además, se mantendrá un diálogo estrecho y constructivo con las empresas, otras partes interesadas y los socios comerciales durante este período.
A mediados de 2025, se evaluarán las lecciones aprendidas durante este período de transición y se utilizará la información recopilada para perfeccionar el marco antes de que comiencen los pagos bajo el CBAM, con un enfoque en su impacto en las exportaciones de la UE y su posible extensión a más sectores. A través del Fondo de Innovación de la UE, respaldado por la eliminación gradual de los derechos de emisión gratuitos del RCDE, también se proporcionará apoyo financiero para ayudar a las empresas de la UE en los sectores cubiertos por el CBAM en sus esfuerzos de descarbonización.
Es importante destacar que la UE no solicitará a las empresas no comunitarias más de lo que se exige a los productores de la UE. Los precios del carbono ya pagados en el país de producción podrán deducirse del pago del CBAM, y si el precio del carbono es mayor que el del RCDE, no se realizará ningún pago adicional.
Además, la implementación del CBAM en la UE ha estimulado a otros países del G20 y de diferentes regiones a intensificar sus propios esfuerzos en relación con la tarificación del carbono, lo cual es una noticia alentadora para el planeta. La UE continuará participando activamente en debates bilaterales y multilaterales sobre este tema en organizaciones como la OCDE, el Club del Clima del G7, la OMC y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. También celebramos la aparición de nuevas e innovadoras formas de descarbonización en todo el mundo, y el CBAM se ajusta de manera inherente a cualquier esfuerzo efectivo de descarbonización, lo que reducirá las cargas sobre las importaciones.
A medida que este importante mecanismo climático entre en vigor, la UE se compromete a colaborar estrechamente con las empresas de la UE y de otros lugares, así como con los gobiernos de todo el mundo, para garantizar su éxito. La lucha por salvar nuestro planeta del desastre es una batalla que se debe ganar a nivel global o no se ganará.
(Expansión, 02-10-2023)